·         Desde 2020 se registran nuevos récords en el número de casos de litigios comerciales internacionales con 946 nuevas disputas presentadas ante la Corte de la ICC.

·         América Latina y el Caribe representan el 15,8% del total de partes involucradas en litigios comerciales presentados ante la ICC.

·         Solo ante la ICC Colombia aumentó un 42% en el número de partes involucradas en litigios pasando de 12 en el 2019 a 21 en el 2020.

·         Se espera que en 2022 se rompa de nuevo el récord de casos por la pandemia y el conflicto ruso-ucraniano que afecta la cadena de suministro.

·         Solo en Miami el número de casos donde compañías colombianas están involucradas aumentó en un 15%.


Los organismos de arbitraje comercial más importantes como la Cámara de Comercio Internacional (ICC), con sede en París, o el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones del Banco Mundial (CIADI), han reportado el mayor número de casos de arbitramento en años e incluso, afirman que desde 2019 se ha entablado el mayor número de casos en la historia, principalmente a causa de la pandemia y ahora de la sinuosa reactivación que vive la economía y que involucra al conflicto ruso-ucraniano que afecta directamente a la cadena de suministro mundial.


“En 2020 se registró un nuevo récord en el número de casos de litigios comerciales internacionales con 946 nuevas disputas presentadas ante la Corte de la ICC y de enero a octubre de 2021, últimas estadísticas entregadas para el año pasado, ya se registraban 853 nuevos casos, por lo que se prevé que, ante la coyuntura actual, en 2022 se romperá de nuevo el récord de litigios presentados”, afirma Cristina Rodríguez, abogada de Wolfe / Pincavage firma especializada en litigio comercial y arbitraje, que por más de 18 años ha asesorado a empresarios colombianos en este tipo de procesos.


América Latina en el escenario Internacional

La región latinoamericana no ha sido ajena a esta realidad; América Latina y el Caribe se suman a la tendencia mundial en el aumento en el número de casos donde representan el 15,8% del total de partes involucradas en litigios comerciales presentados ante la ICC. A su vez, Colombia representa el 6% del total de partes envueltas en procesos de este tipo en la región (396). Año a año, el país aumentó un 42% en el número de partes envueltas en casos pasando de 12 en el 2019 a 21 en el 2020 con montos en disputa entre 1 millón y 30 millones de dólares.


Como Hub comercial y logístico de las Américas, donde más de 1.400 empresas multinacionales tienen sus oficinas centrales para Latinoamérica y se estima que el 40% de las exportaciones de EE.UU. hacia Centro y Suramérica pasan a través de los puertos de la Florida, Miami se presenta como el escenario natural para el desarrollo de litigios.


Brasil siguió siendo la nacionalidad más representada dentro de la región con 150 partes involucradas y por primera vez ocupa el segundo puesto en el ranking mundial.


“Considerada como el quinto centro de negocios más importante del mundo y donde el intercambio de exportaciones e importaciones con Latinoamérica sobrepasa los 100.000 millones de dólares al año, Miami se ha convertido en un enclave estratégico para las economías de la región. La coyuntura ha ocasionado un repunte en los conflictos por las demoras y limitaciones en los envíos, afectando a los colombianos quienes hacen parte integral en las cadenas de suministro estadounidenses y europeas”, afirma Rodríguez.


Casos más comunes de arbitrajes comerciales internacionales

Disputas sobre fuerza mayor, cambio material adverso y frustración comercial son los casos más comunes en los que se han visto involucradas las empresas latinoamericanas sin embargo, debido a los problemas generados por la pandemia, se ha presentado un aumento en el arbitraje de conflictos en las áreas de construcción y aviación, esto debido a la reducción de frecuencias aéreas, restricciones y escasez de materiales.


De igual manera, debido a la incertidumbre económica generada por la pandemia, se ha presentado un repunte significativo de conflictos relacionados a las estipulaciones de ganancia con cláusulas donde el vendedor pretende recibir compensaciones adicionales a futuro, una vez el negocio alcanza las metas financieras acordadas.


Ante esta realidad, Rodríguez brindó una serie de recomendaciones para evitar engorrosos litigios en tribunales que involucran altos costos, tiempos prolongados y la incertidumbre asociada al proceso.


Consejos para abordar el tema de arbitraje en la negociación

El arbitraje ofrece numerosos beneficios para la resolución de disputas comerciales sobre los litigios tradicionales. “Poder seleccionar el lugar donde se llevará a cabo el proceso, las leyes y procedimientos que gobernarán al mismo o elegir el árbitro que va a determinar el resultado de la disputa son algunas de las grandes ventajas que ofrece el arbitraje; no es lo mismo seleccionar panelistas con experiencia y pericia en el tema que afrontar el caso ante un jurado que no aprecie o entienda el tipo del negocio y la naturaleza del conflicto”, asegura Rodríguez.

La manera más sencilla es asesorarse desde el principio por un especialista. No piense en este punto como un gasto extra sino en una inversión con la que está protegiendo su patrimonio.

Algunos consejos a tener en cuenta incluyen:

  1. Aceptar desde el comienzo de una relación de negocios que existe la posibilidad de conflicto. Esto hará el negocio más resistente cuando enfrente dificultades.
  2. No confiar en cláusulas de arbitraje comunes.  Se recomienda negociar la cláusula de resolución de conflictos mientras se negocia la transacción principal. 
  3. Se debe considerar incluir una cláusula obligatoria de mediación como una condición previa al arbitraje.  Esto crea una oportunidad adicional para comunicarse y ayuda a evitar gastos, tiempo y riegos asociados con un pleito.  Esto es crítico para optimizar el proceso de seleccionar un mediador neutral y calificado y proveer un tiempo límite para llevar a cabo la mediación
  4. Mientras que las cláusulas efectivas de arbitraje deben ser claras, demasiada especificad puede ser problemática.  Por ejemplo, si las partes imponen demasiados requisitos a los miembros del panel, pueden terminar con un grupo muy estrecho de potenciales árbitros neutrales.  De la misma forma, si las partes crean un programa detallado con fechas límite concisas para promover una resolución rápida, pueden terminar con un proceso no factible. 
  5. Se deben considerar los diferentes tipos de conflictos que pudieran surgir y actuar en consecuencia.  Seleccionar una institución de resolución de conflictos que tenga las reglas que mejor apliquen al tipo de conflicto existente.  Por ejemplo, muchas instituciones han adoptado las reglas aceleradas que aplican a los conflictos menores y que pueden llevar a una decisión más rápida.
  6. Las partes nunca deben olvidar las muchas opciones disponibles.  Cuando decidan cómo el arbitraje pudiera ser, las partes deben ser cautelosas de no imitar los sistemas tradicionales de los tribunales o ciegamente adoptar las reglas de los mismos.
  7. Con un número significativo de arbitrajes llevándose a cabo virtualmente, es sumamente importante detallar esta opción procesal por anticipado.
  8. Considerar nombrar a Miami como sede del arbitraje. 


  •  El evento de resultados del programa Empresas BIC contó con la participación del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
  • Gracias al programa, las empresas definieron estrategias para promover modelos de negocios, gobierno corporativo, prácticas laborales, ambientales y prácticas con la comunidad.

Recientemente se realizó el cierre del convenio entre iNNpulsa Colombia y la Universidad Ean, que transformó a 35 empresas de Colombia en Sociedades de Beneficio e Interés Colectivo (Sociedades BIC).

Durante el evento se abordaron temas de interés sobre las empresas BIC y los resultados de este programa. De acuerdo con Ana Patricia Ospino, ejecutiva de Innovación y Crecimiento de iNNpulsa Colombia, la transición a la figura BIC genera desarrollo económico para el país. “Estamos en un punto coyuntural donde tenemos, como empresarios, que dar el paso para construir un futuro sostenible. A través de la transformación y el compromiso de triple impacto fortalecemos la competitividad en mercados nacionales e internacionales y entendemos las condiciones del entorno social o ambiental para que genere oportunidades de crecimiento con este propósito BIC”, destacó Ospino.

Hoy en día existen 1.750 sociedades BIC en Colombia, las primeras que han decidido dar el paso hacia la economía de impacto. El proceso de transición a ser sociedades BIC requiere del acompañamiento de un grupo especializado de mentores y asesores quienes, desde las diferentes dimensiones empresariales, generan herramientas necesarias para dar ese paso. Así fue como las 35 compañías participantes del programa Empresas BIC lograron esta transición.

“Durante el programa hubo 4 fases que marcaron la hoja de ruta de este proceso para la transformación de empresas a Sociedades BIC por medio de capacitaciones masivas y convocatorias empresariales, vinculación de empresas, acompañamiento a empresas y estrategias de comunicación”, mencionó Paola Franco, Gerente de Impacta Emprendimiento Sostenible.

Entre la caracterización de las empresas capacitadas para transformarse en Sociedades BIC, hubo participación de sectores como, servicios, comercio, construcción, industrial, agropecuario, minero energético y de comunicaciones.

La mayoría de las empresas capacitadas fueron microempresas de 1 a 10 colaboradores, seguido de pequeñas empresas de 11 a 49 trabajadores, mediana de 50 a 199 y grande con más de 200 colaboradores.

Entre los resultados del acompañamiento, se destaca el equipo de asesores expertos y jurídicos, 140 horas de mentoría para las empresas, 560 horas de asesoría especializada y 400 horas de asesoría jurídica.

Además, las 35 empresas definieron estrategias en las 5 dimensiones BIC: Modelo de negocio, Gobierno Corporativo, Prácticas laborales, Prácticas Ambientales, Prácticas con la comunidad.

Así mismo, eligieron su estándar de medición y establecieron un modelo para realizar el reporte anual, realizar la inscripción en la Cámara de Comercio con su nueva condición BIC y, por último, recibieron herramientas para comunicar su condición BIC.