· El cuidado de la piel es un hábito
que varía de acuerdo a cada clima. Por ello, existen soluciones para cada
necesidad.
· El cambio extremo de la temperatura
y la variación de la dieta, entre otros factores, afectan la salud de la piel;
por esto, es importante brindarle un cuidado especial durante esta temporada de
descanso.
Las vacaciones son una temporada en que la rutina de
las personas cambia, se realizan actividades donde se está más expuesto al sol,
la lluvia, el frío o el calor. Sin embargo, uno de los hábitos que debe
mantenerse en todo momento es el cuidado de la piel, pues estas variaciones
drásticas de clima generan daños irreparables. Por esta razón es importante
tener en cuenta que cada temperatura y zona climática requiere de productos
específicos que brinden la hidratación, protección y nutrición que la piel
necesita.
“El cuerpo
responde de manera distinta a los cambios de clima. Por ejemplo, en invierno,
las temperaturas muy frías disminuyen la hidratación y la función protectora de
la piel, lo que ocasiona resequedad en algunas zonas, y en ambientes cálidos,
tiende a tornarse más oleosa, con la consecuente irritación y daño oxidativo subyacente
causada por el aumento a la exposición solar”, afirma Fabio Cahen, gerente
senior del Negocio de Cuidado Personal y del Hogar de BASF para Colombia,
Ecuador, Venezuela y Perú. De acuerdo a cada clima, se necesitan productos
específicos que agreguen o complementen la rutina que la piel necesita. A
continuación, el experto brinda consejos para ayudar a neutralizar y evitar los
daños en la piel.
CLIMAS
CÁLIDOS
La exposición
constante a la luz solar, los altos niveles de humedad, el contacto con el agua
de piscina y los cambios drásticos de temperaturas –entrar y salir de lugares
con aire acondicionado– pueden deshidratar la piel. En este tipo de clima es
necesario reforzar la aplicación de productos hidratantes y el uso de
protectores solares con una eficiente protección UVA-UVB en rostro y aquellas
zonas que estarán expuestas de manera directa a los rayos del sol.
Así mismo, es
importante aplicar productos en el cabello que ayuden a reparar e hidratar el
daño que puede causar el agua de las piscinas.
Un
consejo: aplicar tratamientos y aceites con ingredientes como el
argán, que sean restauradores e hidratantes en las noches.
CLIMAS
MEDIOS (TIPO PRIMAVERA)
En este tipo de
clima el sol no resulta ser tan fuerte como en los cálidos, pero es necesario
utilizar soluciones con protección UV. Esta temperatura resulta muy provechosa
para el cuidado de la piel ya que acelera la absorción de tratamientos y
productos de limpieza profunda.
La primavera es
una estación conocida por traer consigo sus alergias de temporada, siendo un
buen hidratante el aliado perfecto para ayudar a reducir la sensación de
escozor y brotes en la piel.
Un
consejo: utilizar
productos faciales que incluyan antioxidantes y una buena carga de filtros UVA,
ayuda a reducir el foto-envejecimiento, así como el aporte de proteínas tipo
keratina, ayudan a conservar la integridad y belleza del cabello.
CLIMA
FRÍO
En temporadas de
temperatura fría se debe prestar especial atención a la resequedad que puede
causar el aire seco; por esto es ideal llevar cremas hidratantes a todo lugar
para aplicar en diferentes momentos del día, y así reforzar la capa protectora
de la piel. Si bien en este clima no hay una sensación térmica cálida, no
significa que los rayos del sol no sean fuertes y resulten perjudiciales. De
hecho, en zonas que cae nieve, el reflejo del sol en la superficie blanca
también puede generar daños en la piel. Por eso, un producto que contenga
protección UV sigue siendo una buena idea.
Un
consejo: el
cabello también sufre de resequedad en esta temporada. Por esto es recomendable
aplicar mascarillas para contrarrestarla, especialmente aquellas hechas con
emolientes naturales tipo Karité que hidratan y fortalecen el brillo.
“En
esencia, no se trata de cambiar drásticamente nuestra rutina de cuidado. Se
trata de pequeñas variaciones que incluyan productos específicos que potencien
el cuidado y la protección de la piel en cada tipo de clima. Esto ayudará a
prevenir, no solo daños inmediatos, como las quemaduras y la resequedad, sino
afectaciones a largo plazo como el envejecimiento prematuro, las manchas y el
cáncer de piel”, concluye el experto.
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