Para la metodología educativa de
muchos colegios, la importancia de los libros, el currículo, programas y demás
herramientas de aprendizaje, son primordiales, si se complementan con una buena
enseñanza; lo anterior, permitirá el desarrollo de competencias y fortalezas de
los estudiantes, al igual que el acercamiento y ejemplo de vida en la que se convierten
los maestros.
Una buena formación depende del
carácter, el conocimiento y la dedicación del académico, como también, de los
métodos puestos en práctica. Estudios recientes de la firma McKinsey, afirman que se puede tener todo el
conocimiento, los mejores sistemas tecnológicos del mundo, pero que, definitivamente,
el maestro es un elemento diferencial pues hace del aula de clase una
experiencia inolvidable.
A continuación, Santiago Espinosa, Coordinador de la
Escuela de Maestros del Gimnasio Moderno, comparte cinco habilidades esenciales
que debe tener un buen maestro:
1. Maestro Activo:
El que entiende que en el aula pueden ocurren distintos tipos de desarrollo
y de aprendizajes; es decir, un profesor que usa recursos, metodologías y
visiones diversas que le permiten a cada uno de sus estudiantes aprender de
manera individual.
2. Maestros inspiradores: Los
estudiantes no aprenden porque se les obligue, aprenden por medio del ejemplo: la
ética no se enseña, la ética se muestra. Si los profesores se vuelven ejemplo
de preparación y de amor por el conocimiento, los estudiantes encontrarán en ellos
un ejemplo a seguir.
3. Maestros
Integradores: Los retos del siglo XXI, tienen que ver con la
capacidad que tienen las personas de integrar saberes y encontrar alternativas
a problemáticas del conocimiento. En ese sentido, un maestro integrador, es aquel
que ayuda a sus alumnos a mostrarles el camino cooperativo y la importancia de
trabajar en equipo.
4. Maestros
Formadores: Personas que sean conocedoras del contexto en que se están desenvolviendo y
de las relaciones que el mundo exterior ofrece para brindarle a los
estudiantes la oportunidad de formarse como ciudadanos globales, en un entorno
en el que se potencien las
capacidades diversas y se le dé importancia a la diferencia como elemento
constructor de sociedad.
5. Maestros
felices: Docentes que aman lo que hacen, que irradian pasión por enseñar a sus
alumnos y que ven en su profesión una inspiración para sus proyectos de vida.
Finalmente, el especialista concluye que: “un
profesor estudiante es el mejor profesor. El mejor maestro es el que todo el
tiempo está aprendiendo; eso implica un apoyo en el aula de clase, en el diseño
y en una retroalimentación amorosa que estimula su crecimiento. Un profesor
debe tener una visión internacional en donde pueda estar conectado con todo lo
que está pasando en el mundo y, muy importante, tener trabajo cooperativo con
sus pares”.
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